El ESTADO ISLÁMICO es un INVENTO de los servicios secretos TURCOS y de los PAÍSES DEL GOLFO PÉRSICO

El ESTADO ISLÁMICO es un INVENTO de los servicios secretos TURCOS y de los PAÍSES DEL GOLFO PÉRSICO

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12/9/2015 00:00
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Actualizado: 12/9/2015 00:00
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Los servicios de inteligencia turcos y los países del Golfo Pérsico, encabezados por Arabia Saudí, crearon el llamado Estado Islámico o Daesh, según Pedro Baños Bajo, coronel del Ejército, uno de los mayores especialistas en estrategia y geopolítica.

«Fueron los servicios secretos turcos los que, en un primer momento, suministraron armas, apoyo y financiación al Estádo Islámico (EI)», afirma el coronel Baños Baño, en situación de reserva, en una entrevista publicada por La Tribuna del País Vasco. 

«Una cosa debemos tener clara: si el EI, incluso con la fuerza que tiene en estos momentos, no tuviera apoyo externo, no existiría. Esta es la auténtica realidad», añade el militar. 

El EI cuenta con el apoyo de los países del Golfo y de Turquía. «Arabia Saudí [que encabeza el grupo] es un paíse que, de forma oficial, comete actos tan execretables y horrendos como los que comete el Estado Islámico. En 2014, Arabia Saudí ejecutó, por decapitación, a casi un centenar de personas. En algunos casos por ser ‘responsables’ de ‘crímenes’ tan abominables como ser homosexual o cometer adulterio», agrega el coronel. 

«En este punto, y para darnos cuenta de esta influencia de Turquía y de las monarquías del Golfo, es importante tener en cuenta dónde surge, geográficamente, el Estado Islámico. Si nos fijamos bien, el EI empieza sus acciones en el norte de Alepo(segunda cuidad siria) porque es una zona muy próxima a Turquía en la que el servicio secreto de este país, el Milli Istihbarat Teskilati (MIT), actúa con comodidad», sigue relatando. 

«La estrategia militar del Estado Islámico es magnífica, está perfectamente diseñada y planificada. Quien está dirigiendo la batuta de esta gente es alguien muy experto en temas militares y estratégicos. Esto es importante tenerlo en cuenta porque, en ocasiones, la imagen que llega a la opinión pública es que el Estado Islámico solamente está formado por un puñado de salvajes que se dedican a quemar y decapitar a muchísimas personas. Pero esto no es solamente así, en absoluto», agrega. 

De acuerdo con el militar, el actual estado de cosas comenzó con la invasión de Irak por parte de la coalición internacional y el derrocamiento de Saddam Hussein en 2003. 

Irak era un «estado artificial» creado por Gran Bretaña, tras la Primera Guerra Mundial, en 1932, que aglutinaba a tres etnias enfrentadas desde tiempo inmemorial: los chiítas, al sur, los kurdos, al norte y los sunnitas en el centro, en Bagdad, y en la parte occidental del país. 

Los sunnitas, a la que pertenecía el dictador derrocado, dominaba el Estado y toda su estructura burocrática. Desde las administraciones civiles, pasando por las fuerzas militares, los servicios de inteligencia y las fuerzas de policía. Todos fueron expulsados de sus puestos «con muchísima información, con dinero y con todas las armas que tenían en su vida profesional». 

Esa situación dio lugar a dos guerras internas simultáneas: una entre los chiítas y los kurdos, que ocupan los puestos de los sunnitas, y contra estos últimos y otra de todos contra los estadounidenses. 

«Estados Unidos diseña el Gobierno de Nuri al-Maliki [chiíta] que, además,  a modo de venganza, comienza a cometer muchísimas tropelías contra los suníes que habían estado en el poder en los tiempos de Sadam Hussein. Bajo el mandato de Al-Maliki, a los sunitas se les encarcela sin juicio previo, se les margina de la vida política y social, y no se respeta ninguno de sus derechos más elementales», explica el coronel español. 

«Mientras todo esto ocurría en Irak, en Siria estaba vigente el gobierno autoritario de Bashar al-Asad, que éste, a su vez, había heredado de su padre. Siria era, en esos momentos, un país laico y tremendamente tolerante desde el punto de vista religioso que vivía en un escenario de estabilidad y en el que convivían múltiples y diferentes creencias (yazidíes, drusos, cristianos o kurdos, entre otras) que estaban prohibidas en otros países de Oriente Medio o del Golfo. Dicho esto, hay que tener en cuenta que desde un punto de vista interno, una parte de la sociedad siria consideraba que el socialismo que preconizaba Bashar al-Asad no era lo suficientemente expansivo para las clases más desfavorecidas. Este descontento había propiciado, todavía de una forma muy latente, cierta convulsión social, que se vio incrementada porque coincidió en el tiempo con un periodo de grave sequía». 

«Lo que comenzará a suceder en Siria apenas unos meses después de las primeras revueltas en Túnez [2011], de ninguna manera es algo espontáneo: se trata de un proceso absolutamente dirigido, manipulado e instrumentalizado desde el exterior. ¿Por qué? Porque, desde el punto de vista de Estados Unidos, Bashar al-Asad se había convertido en el máximo responsable de un país paria, de un país irresponsable que, según el Departamento de Estado, apoyaba el terrorismo, que intervenía en Líbano, que amenazaba a Israel y que apoyaba a organizaciones terroristas como Hezbolá. Además, el partido Baaz de Bashar al-Asad defendía un socialismo muy particular, marcadamente anticapitalista, panarabista y, por supuesto, enfrentado con las monarquías del Golfo, no solamente porque éstas sean sunitas sino, sobre todo, porque son rigoristas. Hay que tener en cuenta que Bashar al-Asad y su grupo étnico son alauitas (rama chiita) que están enfrentados históricamente con los sunitas«, continúa relatando Baños Bajo. 

«En un momento dado, a ‘alguien’ se le ocurre que esta gente puede ir a luchar a Siria para acabar con el régimen de Bashar al-Asad y para apoyar a unos grupos de rebeldes que, desorganizados y enfrentados entre ellos, son tan bárbaros como los demás».

«En ese momento, y “casualmente”, es cuando se produce la huida de la prisión de máxima seguridad más importante de Irak de un millar de combatientes suníes. A estos presos se les traslada a Siria, se les dota de armamento y se les financia con generosidad, y, en muy poco tiempo, pasan de ser 1.000 a ser 5.000, llevados y pagados desde muchos lugares del mundo. Fanáticos, gente marginada, mercenarios y gente con ganas de aventura, hay en todos los lugares. Si proporcionas a estas personas una bandera en la que arroparse, una idea por la que luchar y por la que morir, y además les entregas una paga, tienes un ejército formado».

«Así fueron los primeros pasos del Estado Islámico. Los suníes iraquíes, tras contemplar el avance inicial del Estado Islámico en Siria, vuelven a llamar a este país a parte de estos combatientes para que colaboren también en la lucha ya abierta contra el chiita Al-Maliki, líder del gobierno iraquí. Es, de este modo, como también comienza la presencia, de un modo organizado, del Estado Islámico en Irak. A partir de este punto, el EI pone en marcha una efectiva, truculenta y terrorífica campaña a través de los medios de comunicación y las redes sociales, divulgando sus decapitaciones y asesinatos, y tratando con ello de conseguir un importante efecto publicitario que tiene varios objetivos: captar fondos, atraer nuevos combatientes, conseguir el apoyo de las poblaciones sunitas e intimidar a los ciudadanos de los países que, en esos momentos, están luchando contra ellos«, afirma el coronel. 

OBJETIVOS ESTRATÉGICOS DEL EI

«El objetivo estratégico del Estado Islámico en Irak es, sin duda, hacerse con la mayor parte de territorio posible, con el mayor número de habitantes y con la mayor cantidad de recursos energéticos, para, al menos, poder sentarse a negociar con el Gobierno de Al-Maliki un reparto proporcionado del poder y, sobre todo, de los beneficios obtenidos por la venta del petróleo. Para presionar en este sentido, para poder negociar desde una posición de fuerza, el EI trata de quedarse con los hidrocarburos iraquíes, pero también con los recursos acuíferos de este país. Por eso, la mayor parte del terreno capturado por el EI en Irak está alrededor del río Éufrates, ya que en un país mayoritariamente árido y desértico, quien domina el agua, domina a la población, y quien domina a la población, domina el Estado».

ES POSIBLE ACABAR CON EL EI

«Hay que tener en cuenta una cuestión fundamental: el EI dice que dispone de 50.000 combatientes. Desde una lógica militar, estamos hablando de 50.000 combatientes que se encuentran en una de las zonas más llanas y desérticas del mundo. Y que son observados permanentemente por drones, aviones de reconocimientos y satélites que tiene una capacidad mínima de reconocimiento de 20 centímetros. Estamos hablando, militarmente, del escenario más fácil del mundo para obtener una victoria.  ¿Dónde se refugia al Estado islámico? En el interior de las poblaciones, que es otra de las formas que, desde tiempos inmemoriales, han tenido los ejércitos de protegerse del avance enemigo. Por eso, intentar terminar con el EI de un modo muy activo provocaría muchas bajas civiles. Pero, dicho esto, ¿cómo no se va a poder acabar con una ‘amenaza para el mundo’, tal y como dicen algunos, que está formada por 50.000 combatientes que, además, carecen de recursos aéreos y que tampoco tienen medios potentes de defensa antiaérea?».

 «Si de verdad se quisiera acabar con ellos, con 50.000 hombres en un terreno desértico, sin medios aéreos y sin defensas antiaéreas, se tardaría apenas un puñado de horas. Tres divisiones acorazadas, con fuerzas especiales y apoyo aéreo y de artillería a distancia,  sería suficiente. Por este motivo, a todas esas voces que dicen que el EI es poco menos que el enemigo que va a acabar con el mundo, hay que decirles que no es el caso».   

 

 

 

 

 

 

 

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