El FISCAL Y LA ACUSACIÓN POPULAR mantienen que los PADRES ASESINARON a su hija

El FISCAL Y LA ACUSACIÓN POPULAR mantienen que los PADRES ASESINARON a su hija

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22/10/2015 00:00
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Actualizado: 22/10/2015 00:00
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En sus alegatos finales ante el tribunal del jurado a lo largo del jueves, tanto el Ministerio Fiscal como la acusación popular, de la Asociación Clara Campoamor, mantuvieron que Rosario Porto y Alfonso Basterra mataron a su hija, Asunta. La Fiscalía abre la posibilidad a que la madre sola la asfixiase.

El fiscal Jorge Fernández de Aránguiz trató de convencer a los 9 hombres y mujeres que forman el tribunal del jurado de que los padres pensaron y planificaron el asesinato de su hija, y ve posible que Rosario Porto fuera la que le asfixiara. 

Según Fernández, hubo una sedación a la menor repetida en el tiempo y tuvo que ser realizada con «paciencia» por ambos padres. Desde su punto de vista, el crimen «no se entiende» como la acción de uno de ellos en exclusiva. 

«Sedarla está intrínsecamente relacionado con el asesinato y aquí aparece Alfonso», afirmó el Ministerio Público, que recordó que fue precisamente el padre de la víctima el que adquirió, hasta tres veces, grandes cantidades de fármacos que tenían como principio básico el lorazepam, sustancia hallada en el cuerpo de Asunta en la autópsia. 

En este sentido, y aunque ha mantenido los 18 años de prisión que pide para cada uno de los padres de Asunta, el fiscal ha modificado la redacción de un párrafo para asegurar que «en un momento comprendido entre que -Asunta- fue llevada a Montouto y las 20.00 horas ambos, o al menos Rosario Porto, en ejecución del plan preconcebido, las asfixiaron hasta causarle la muerte».

Con este cambio abarca una de las incógnitas que ha dejado este juicio, la que no puede situar a Alfonso Basterra en la casa de Montouto en la que los investigadores creen que se produjo la muerte durante aquella tarde, dado que no fue visto por los vecinos ni grabado por ninguna cámara, a diferencia de Porto.

No obstante, el fiscal tampoco descarta que el acusado estuviese esa tarde en Teo y que fuese «más listo» que Porto y lo vincula de forma contundente al crimen con la sedación «tóxica» que se administró ese día a Asunta y con los episodios anteriores de suministro de lorazepam. «En derecho, tan asesino es quien dispara el fusil como quien agarra», ha ejemplificado.

IDEAS ESENCIALES

Para Jorge Fernández de Aranguiz, las «ideas esenciales» que han quedado patentes durante el juicio son que la víctima «muere porque la asfixian» aprovechando «que no podía defenderse», y que en ese momento está «en compañía de su madre» -«y no descarto que de su padre», ha dicho-.

Para ello, ha contado, le dieron «de 27 pastillas -de Orfidal- para arriba» con la finalidad de «matarla», algo que ocurrió «cuando estaba en compañía de ambos». Los datos del cabello de la niña, que evidencian que «la habían drogado varias veces» antes apuntan a que hay «un acuerdo de los acusados».

Entre otros datos de relevancia, ha recordado que «no hay una agresión sexual», que «no hay evidencia de la participación de un tercero» y que «Rosario mintió sobre lo que había hecho esa tarde».

Sobre este último punto, el fiscal ha atribuido a los padres de Asunta una «memoria selectiva», informando detalladamente de lo que hicieron en algunos momentos de los días anteriores a la muerte de Asunta, o recordando el «precio concreto de un violín», pero olvidando detalles de las primeras horas de su desaparición, «las más cruciales»

SEDACIÓN SIN EXPLICACIÓN

El fiscal ha cuestionado en particular la falta de explicación de los padres a los episodios de sedación que experimentó la niña y que evidencian los análisis de su pelo en los tres a cuatro meses anteriores y ha apuntado que ambos «están juntos desde el principio hasta el fin».

«El suministro previo del medicamento requiere de una explicación suficiente que de momento no se ha dado y siguen sin darla», ha apuntado el fiscal, que ha criticado que ambos padres no aclaren ciertas cuestiones cuando hay tanta «carga probatoria» y se dediquen a «lanzarse piropos» durante el juicio en lo que ve una estrategia «concordada».

A la sedación, tanto de ese día como de fechas anteriores, «aparece indiscutiblemente unido Alfonso», comenzando por las grandes compras de Orfidal durante el mes de julio, antes de que Porto tuviese pautado este fármaco.

Al mismo tiempo, ha cuestionado su actitud hacia Porto durante el juicio, en el que ha llegado a «piropearla» como madre, y ha criticado que, de no tener nada que ver en el caso, no «se rebele» ante las evidencias del juicio «si fue sólo cosa de su exmujer».

Fernández de Aranguiz no ve una «explicación alternativa» a la participación de Basterra en las sedaciones y, en su opinión, el crimen estuvo motivado porque Asunta «estorbaba» a Rosario para iniciar su nueva vida y Alfonso «buscaba recuperar» a su exmujer y con ella «su modus vivendi» acomodado.

ENSAYO DÍA 17

Para el fiscal, el martes 17 de septiembre tuvo lugar en la vivienda de Teo un «ensayo» del crimen. No obstante, ha apuntado, ante la exhibición de los datos de la alarma de la casa de Montouto, que estuvo desconectada entre las 19.35 y las 22.41 horas de ese día -a horas «muy similares» del 21-, ambos padres «se escabullen» y niegan haber ido allí.

También ha sacado a colación las declaraciones de la niña a sus profesoras, a las que dijo que su madre le daba unos «polvos blancos», y ha puesto de relevancia la poca probabilidad de que un tercero «drogase repetidamente durante todo este periodo de tiempo» a Asunta. Sobre la alergia que en teoría padecía «no hay ningún dato», ha criticado el fiscal

OBJETOS DESAPARECIDOS

El dictamen del forense establece que Asunta murió por asfixia con un «objeto blando» que «pudo ser el conjunto de pañuelos y mascarilla» encontrados en la papelera u otro elemento. En este sentido, el fiscal ha recordado que en la habitación donde se cree que murió «falta la funda de la almohada» y los investigadores son conscientes de que «han desaparecido más objetos», como las alfombrillas del coche de Porto o el calzado de la víctima.

La autopsia, ha recordado, también ha «dado luz» sobre el hecho de que Asunta «fue arrastrada» y atada, bien antemortem –«para inmobilizarla»– o postmortem –«para facilitar el traslado»–. Lo que no deja lugar a dudas, para el fiscal, es que cuando murió, entre las 16.00 y las 20.00 horas, «estaba en compañía de su madre» y ha descartado que el fallecimiento fuese en un momento «más tardío», ya que no había terminado la digestión.

Aranguiz ha defendido ante el jurado que la víctima estaba «en compañía de la madre, entre otras cosas porque no hace el recorrido que dice que hace» para dejarla de vuelta en Santiago, ya que no la graban las cámaras de la gasolinera ante la que ella misma afirma que pasa en dos ocasiones.

Aunque Alfonso Basterra asegura que pasa toda esa tarde en su casa, el fiscal ha recordado el testimonio de una joven, antigua compañera de Asunta, que dice haberlo visto en la calle con ella, en una hora próxima al viaje a Teo. «¿Fue más listo que ella?», ha sugerido al jurado

NERVIOSISMO DE ROSARIO

En su informe, el fiscal se ha mostrado convencido de que el cuerpo de Asunta fue trasladado a la pista forestal de Feros en el coche de Rosario, ya que el ADN de la niña se encontró en la moqueta del suelo de la parte trasera.

Asimismo, ha recordado que un vecino que vio salir a Porto de la vivienda de Montouto cerca de las 21.00 horas de esa tarde mencionó el «nerviosismo» de la acusada porque, al parecer, tenía a Asunta sola en Santiago.

Sin embargo, ha incidido que en el último recorrido a Santiago, a pesar de que tenía prisa por llegar a casa por la niña, no fue directamente a su domicilio. Por el contrario, y dado que «ya tenía la experiencia de que la había pillado una cámara de una gasolinera», dijo que al llegar al cruce tomó dirección a Teo –y a la pista forestal– para pasar ante una gasolinera a la que finalmente no entró y, hacia Santiago, volvió hasta las inmediaciones del Decatlhon, aunque no llegó a entrar.

«¿Por qué se entretiene en la gasolinera y yendo hacia el Decatlhón si tiene prisa por la niña?. Porque tiene que dar una explicación de porque tardó más en la vuelta que en la ida», ha apuntado el fiscal.

LA ACUSACIÓN POPULAR SE AFERRA A QUE HUBO UN PLAN CONJUNTO

La acusación popular del caso por la muerte de Asunta Basterra, que ejerce la Asociación Clara Campoamor, ha defendido este jueves que hay «indicios poderosos y más que suficientes para afirmar que Alfonso Basterra» estuvo en la casa de Montouto el día de la muerte de la menor y ha atribuido el crimen a un «plan conjunto» entre ambos padres que Asunta «percibía».

Durante el trámite de conclusiones, la letrada de la acusación Rocío Beceiro ha asegurado que la propia Asunta «dejó pistas sobre quién la mató» a través de testimonios sobre agresiones y sedaciones en los meses antes de su muerte. «Percibía que ese grave peligro que corría lo estaba corriendo dentro de hogar y que procedía de las personas más próximas a ella», ha sentenciado.

Esta percepción, ha apuntado, se relaciona con el hecho de que «los acusados iniciaron un plan para acabar con la vida de su hija» y «actuaron de forma conjunta» para llegar a este fin, estableciendo un «reparto de papeles».

Dentro de este reparto, ha indicado la letrada, Alfonso Basterra «hace un gran acopio de Orfidal durante» los meses previos a la muerte de la niña y se lo suministró a Asunta «con pleno conocimiento de ambos.

«El asesinato de Asunta es cosa de dos», ha explicado Rocío Beceiro, que ve en la actitud actual de los acusados, con un «pacto de silencio y elogio mutuo», parte de este «acuerdo de voluntades».

MOTIVACIÓN

En cuanto a la motivación del crimen, la abogada ha explicado que a Rosario «la niña le molestaba», como apuntan los informes de alta del sanatorio La Robleda, donde estuvo ingresada. «Estaba iniciando una nueva vida y tenía problemas para llevarla a cabo», ha explicado.

En cuanto a Basterra, un hombre «sin oficio ni beneficio», le ha atribuido un «móvil económico» tras el divorcio, con ansias por «encontrar algo  muy poderoso que lo vinculara al futuro» con su exmujer y que la obligase a un «pacto de silencio».

Durante su argumentación, Beceiro ha ido incluso más allá y ha dicho que el acusado «es consciente» de que «si de este juicio sale condenada exclusivamente su mujer, él, como víctima, va a poder exigir una compensación económica a la persona que pudiera ser condenada por el asesinato de su hija».

ADMINISTRACIÓN DE LORAZEPAM

Ante el jurado, la abogada de ha acusación ha recordado que los análisis del pelo de Asunta informan de sedaciones continuadas en los meses previos a su muerte. Asimismo, ha recordado la declaración de varios profesores narrando ocasiones en las que la niña acudió sedada a clase o no fue, que coinciden en el tiempo con compras de Orfidal por parte de Basterra. De estos episodios, apunta, tienen conocimiento tanto el padre como la madre en diferentes ocasiones y, sin embargo, nunca llevaron a la niña al médico.

A pesar de que los padres de Asunta refieren consumos de antihistamínicos, la acusación ha recordado que esta sustancia no se encontró en el cabello de la víctima y que en el mes que pasó con su madrina y su cuidadora durante el verano «no les dieron ninguna pauta de medicación».

EPISODIO DEL CINCO DE JULIO

En cuanto al episodio del cinco de julio de 2013, cuando Rosario Porto afirmó que un hombre había entrado de madrugada en su domicilio e intentado matar a Asunta, Rocío Beceiro ha recordado que la acusada no acudió a la policía hasta que se enteró de que Asunta se lo había contado a la madre de una amiga y que «había salido del círculo familiar». Aún así, los padres no pusieron denuncia.

De esa noche, la letrada ha destacado que Porto envió varios mensajes ‘Whatsapp’ de madrugada y que aseguró que el hombre había entrado porque se había dejado las llaves de la puerta por fuera. «Un hombre cualquiera, vestido de negro y con guantes, de todas las casas de Santiago, se encuentra la única que tiene las llaves puestas por fuera», ha ironizado Beceiro.

En septiembre, el día 17, se produce otro episodio sin explicación cuando la alarma de Montouto permanece varias horas desconectada sin que ninguno de los padres reconozca haber estado allí. Al día siguiente «Asunta falta al colegio y a la clase de ballet» y, aunque en el juicio se afirmó que estaba en casa de su madre, la cuidadora negó haberla visto allí.

Finalmente, Beceiro ha hecho referencia a que el día anterior a la muerte de Asunta, el 20 de septiembre, Rosario Porto pasó toda la jornada con su amante y que Alfonso «la estuvo llamando continuamente».

SEDACIÓN DE COMÚN ACUERDO

El día de los hechos «los acusados comieron juntos con su hija en el domicilio de Alfonso», recoge la acusación popular, que cree que ambos, «puestos de común acuerdo», le administraron lorazepam a su hija «en la comida o justo después».

Rosario Porto, ha añadido, mantuvo «en los momentos más críticos» tras la desaparición de Asunta, que había estado en casa hasta las 19.00 horas y que la niña se había quedado allí estudiando, algo que es «falso» y que no puede explicar por las «lagunas» producidas por el Orfidal, dado que la recomendación de tomar más dosis no llegó hasta el día siguiente.

Asimismo, la letrada da credibilidad al testimonio de la joven que vio a Alfonso Basterra con su hija esa tarde en la calle, concluyendo que es el padre «quien lleva a Asunta y la introduce en el coche de la madre» aunque, apunta, en el resto del plan «Alfonso ha sido más precavido, más cauto y más listo que Rosario».

«Todos los indicios apuntan a que Alfonso Basterra estuvo en Teo», ha asegurado Rocío Beceiro que, entre otros elementos, ha recordado que en el coche de Porto aparecen dos envoltorios de mascarillas 3M, aunque sólo una, con el ADN de Rosario, en la papelera de Montouto.

La acusación popular desconoce «cuál de los dos asfixia» a la niña, aunque está convencida de que «Alfonso estaba allí», que ayudó a cargar el cuerpo en el coche de Rosario y que después «volvió a Santiago a preparar su coartada». EP.

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