La Abogacía Española PROTESTA FORMALMENTE ante EUROPA por el trato del gobierno húngaro a los REFUGIADOS
El Consejo General de la Abogacía Española (CGAE) ha elevado su más contundente queja a las autoridades europeas y húngaras, tanto por el empleo de gases lacrimógenos y cañones de agua contra los migrantes concentrados en la frontera de Hungría con Serbia, como por las sanciones penales impuestas a las personas refugiadas que han cruzado esa frontera.
La Abogacía Española recuerda en su escrito que «Hungría es un país integrado en la Unión Europea desde 2004 y por tanto viene obligado a cumplir las normas comunes de asilo y refugio».
No conviene olvidar que todos los países de la Unión Europea tienen que respetar la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, de la ONU. Establecida en Ginebra en 1951 años a modo de piedra angular de la protección de los derechos humanos. En ese mismo sentido, tampoco se puede obviar el Reglamento de Dublin de 2003 del Consejo Europeo. Dos normas que, evidentemente, se están incumpliendo en Hungría.
Desde el CGAE insiten en que «en ningún caso se justifica el uso de material represivo contra seres humanos que huyen de una guerra y que están al límite de sus fuerzas tras haber recorrido miles de kilómetros en condiciones infrahumanas».
Como tampoco tiene justificación alguna que las autoridades húngaras consideren el mero cruce de la frontera un delito que puede ser penado con entre uno y tres años de cárcel, y hasta con cinco años en caso de que afecte a las vallas o concertinas instaladas para frenar a las personas refugiadas.
La Abogacía institucional ha reiterado en múltiples ocasiones que «las políticas migratorias deben respetar los Derechos Humanos. Hoy es inconcebible que un país de la Unión vulnere manifiestamente las leyes que constituyen los pilares esenciales de la construcción europea».
Por ello, desde la Abogacía insten en que «si el gobierno húngaro persiste en mantener este maltrato inhumano, manifiestamente desproporcionado e ilegal, las autoridades europeas deberán imponer sanciones».
El máximo responsable de la ONU, Ban Ki Moon, señalaba hace unos días que el trato a los refugiados en Hungría «no es aceptable» y advertía a los líderes europeos que, al margen de los «problemas internos» que puedan tener, deben actuar con «compasión» frente a quienes «huyen de las guerras y la persecución. «Deben ser tratados con dignidad y de acuerdo a los Derechos Humanos».
