Javier Puyol: «La técnica ‘BYOD’ ESTÁ LLEGANDO a España y habría que REGULARLA»

Javier Puyol: «La técnica ‘BYOD’ ESTÁ LLEGANDO a España y habría que REGULARLA»

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31/8/2015 00:00
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Actualizado: 31/8/2015 00:00
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La técnica ‘BYOD’ afectará, principalmente, a las grandes empresas españolas. Consiste en que los trabajadores utilicen voluntariamente sus propios teléfonos, tabletas y ordenadores para trabajar. Javier Puyol, autor de BOYD –el primer libro que se escribe sobre este tema-, lo explica con claridad.

IMAGEN Y TEXTO: CARLOS BERBELL Y YOLANDA RODRÍGUEZ

Javier Puyol, magistrado en excedencia y socio del bufete ECIXGroup, es uno de los grandes expertos jurídicos españoles en el campo de las nuevas tecnologías y el derecho.

Algunos definen a Puyol como un “visionario”, como alguien que ve con claridad lo que va a ocurrir. Otros como un “evangelista” del mundo que viene. Todos lo reconocen como un trabajador incansable, un experto que, además, propone respuestas, salidas, desde el sentido común y el conocimiento profundo de las leyes, a los problemas legales a los que el Parlamento y los jueces tendrán que hacer frente en el mundo que viene.

Su último libro, “Una aproximación a la técnica ‘BYOD’ y al control estratégico de las nuevas tecnologías en la empresa”, publicado por Tirant Lo Blanch, es una buena prueba de ello. 

Dicen que «lo evidente es lo que nadie ve hasta que alguien lo explica con claridad». Su texto es un buen ejemplo. En él analiza y disecciona la técnica ‘BYOD’, que es la sigla, en inglés, de “Bring your own device”, que, traducido, quiere decir: “Trae tu propio dispositivo” a la empresa.

La BYOD entraña un mensaje muy claro al trabajador, desde la dirección: utiliza tu Smartphone, tu tableta, tu ordenador, para el trabajo, dentro y fuera del edificio de la empresa, carga las aplicaciones de la empresa, haz uso de ellas, sin ninguna restricción. Estamos encantados.

Esto afectará, principalmente, a las grandes corporaciones y no es algo “alienígena” sino que es hijo de los últimos avances tecnológicos.

Si se implementa bien, según Puyol, puede convertirse en una ventaja competitiva para las empresas.

Si no es así, podría convertirse en fuente de problemas entre empresarios y trabajadores. 

El aviso está lanzado. Comenzamos la entrevista en la sede del bufete del que es socio, en pleno centro de Madrid, en una sala de reuniones blanca, llena de luz y fresca. Fuera, el calor está disolviendo a las piedras. 

¿Qué ventajas tiene la técnica ‘BYOD’ para la empresa, desde su punto de vista?

Lo primero, se produce un ahorro muy considerable en los dispositivos móviles. Porque la empresa deja de comprar, para sus empleados, esos aparatos. Los compran los propios empleados: móviles, tablets y portátiles. Todos dentro de los estándares de homologación establecidos previamente por la empresa.

Segundo, la empresa se ahorra también el mantenimiento de esos móviles.

Tengan en cuenta que cuando uno se compra un móvil periódicamente lo va cambiando. Si esta semana sale el Apple nuevo y uno decide darse un capricho, pues te lo compras.

De esa forma, se va actualizando el parque de dispositivos móviles que tiene la empresa sin que a la empresa le cueste nada.

Eso por un lado.

Después, la empresa se ahorra los departamentos de tecnología de la información y de comunicación. Porque es el trabajador quien actualiza el software. Y si pierde el dispositivo se compra otro, porque la empresa no tiene porqué reponerlo.

Si el móvil se avería, el arreglo lo paga el trabajador. La conexión a Internet también la paga el trabajador.

Desde el punto de vista empresarial, vas sumando y te das cuenta de que es muy rentable.

La técnica BYOD está llegando ya a España y habría que regularla.

«SE PRODUCE UN AHORRO MUY CONSIDERABLE EN LOS DISPOSITIVOS MÓVILES. PORQUE LA EMPRESA DEJA DE COMPRAR, PARA SUS EMPLEADOS, ESTOS APARATOS»

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¿Y la seguridad de la propia empresa? ¿No corre peligro con la ‘BYOD’?

No es mayor el riesgo que la empresa corre con el BYOD que cuando te entrega un dispositivo electrónico, ya sea móvil, tableta o portátil. Es el mismo.

¿Y qué pasa si se pierde el aparato, con información de la empresa dentro?

Sería exactamente igual que si fuera de la empresa. La empresa debería establecer un protocolo de actuación en estos casos, que se aplicaría tanto en el caso de que el móvil fuera de la empresa o del trabajador.

La solución a esto es de software. Que ese software pueda partir el móvil del trabajador por mitad. En una mitad, el trabajador tendría sus cosas personales y en la otra, la empresa.

Sin embargo, aquí sigue habiendo problemas que no tienen solución. Porque aunque yo parta el móvil el GPS sigue funcionando, con lo cual sigo sabiendo donde está pasando la noche el trabajador.

¿Tiene que ver esta técnica ‘BYOD’ con el ‘cloud computing’, con la llamada ‘nube’, a la que todos los datos se han subido?

Sí. Ha sido el ‘cloud computing’ lo que ha hecho que el dispositivo móvil tenga vida. El ‘cloud’, la nube, y también la banda ancha y el wifi. El punto de inflexión está en las comunicaciones.

Las grandes empresas en el mundo están aprovechando esta nueva evolución tecnológica para hacer una reducción de costes muy significativa.

Para ilustrar su tesis usted cita en su libro la encuesta de BT que dice que el 93 por ciento de los empleados acceden a Internet con fines laborales…

Hay muchos factores que hay que valorar. Por ejemplo, el horario laboral tradicional ya no tiene sentido. Son muchos los trabajadores los que continúan trabajando en casa a través del dispositivo móvil. Y lo hacen, incluso, de noche.

Ese es un factor que antes no era posible.

Las grandes empresas están encantadas con el que el trabajador tenga aplicaciones corporativas en dispositivos móviles porque puede continuar su trabajo a distancia.

«HA SIDO EL ‘CLOUD COMPUTING’, LA NUBE, LO QUE HA HECHO QUE EL DISPOSITIVO MÓVIL TENGA VIDA»

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En su libro cita a Andrés González, quien afirma que “los usuarios están deseosos de utilizar sus propios dispositivos”. ¿No es demasiado optimista?

Es verdad que tú te sientes más cómodo con tu móvil que llevando dos. Y es verdad que una cosa son los países desarrollados y otros los países en desarrollo. En los países desarrollados valoramos mucho más la libertad y la privacidad mientras que en los países en desarrollo los trabajadores están más comprometidos con la empresa. Sólo así se explica que en India el porcentaje de ‘BYOD’ sea del 71 por ciento y del 88 por ciento en China. 

¿Se atrevería a definir las profesiones en las que el ‘BYOD’ va a ser adoptado en los próximos años?

Más que profesiones, la técnica ‘BYOD’ se va a implantar en las grandes empresas. Corporaciones de más de 30.000 o 40.000 trabajadores.

¿Es posible que, en el futuro, en los nuevos contratos se establezca la obligación de que los trabajadores tengan que utilizar sus propios dispositivos electrónicos?

Se empieza a vislumbrar ese nuevo escenario. Esto, para los derechos del trabajador, puede ser muy peligroso.

Pongamos un ejemplo. Supongamos que yo soy su jefe, en Confilegal. Y como tengo que monitorizar sus dispositivos móviles para prevenir cualquier tipo de contingencia, sé dónde han estado el viernes por la noche, el sábado por la mañana, a qué hora se han acostado.

La aplicación GPS me lo permite. Puedo conocer sus vidas al ciento por ciento.

Hoy por hoy eso no está previsto en la Ley. Y no hay tampoco jurisprudencia.

Es un escenario completamente nuevo que se está haciendo realidad en estos momentos.

«LA TÉCNICA DEL BYOD SE VA A IMPLANTAR EN LAS GRANDES EMPRESAS. CORPORACIONES DE MÁS DE 30.000 O 40.000 EMPLEADOS»

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El trabajador pierde, por tanto, su intimidad…

Por completo. Porque no solamente puedo saber dónde han estado. También puedo ver las fotos que tienen en sus móviles, o sus vídeos, la agenda telefónica… O leer los whatsapps y los sms. Porque puedo acceder a todas las aplicaciones.

La pérdida de privacidad, por parte del trabajador, es brutal. Completa.

Es un escenario ante el que se van a ver mis antiguos compañeros de la judicatura tarde o temprano.

Para regular este campo, usted propone que cada empresa elabore un reglamento interno, en el que se establezcan los límites del campo de juego. ¿Es eso esencial para que esto funcione? ¿Es necesario algo más?

Sí, claro. Lo que ocurre es que el papel lo soporta todo. Aquí podemos hacer un reglamento de régimen interior de las relaciones entre la empresa y los trabajadores, pero eso no es suficiente. Tiene que haber un compromiso ético por parte de la empresa.

Si la empresa hace un reglamento y luego, desde Tecnología o desde Recursos Humanos, se accede a información que puede ser comprometida para el trabajador, como es su intimidad, entonces ese reglamento no serviría para nada. El compromiso ético y su articulación es fundamental para que el mecanismo funcione con éxito.

«AQUÍ PODEMOS HACER UN REGLAMENTO DE RÉGIMEN INTERIOR DE LAS RELACIONES ENTRE LA EMPRESA Y LOS TRABAJADORES, PERO ESO NO ES SUFICIENTE. TIENE QUE HABER UN COMPROMISO ÉTICO POR PARTE DE LA EMPRESA»

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¿Puede ser esto comparable a lo que hace la Policía Científica con el ADN, que toma solamente una parte de la información y voluntariamente desecha el resto, en la que está contenida las enfermedades futuras que podría sufrir la persona?

Sí, es un buen símil. Aquí podría ocurrir lo mismo. Tiene que haber un reglamento de régimen interior y también un compromiso ético que establecería los límites de la información contenida en el móvil del trabajador a la que podría acceder la empresa.

Desde mi punto de vista, hay que buscar el equilibrio.

‘BYOD’ tiene unas indudables ventajas económicas para las empresas.

Sin ‘BYOD’ la empresa tiene que tener un departamento de 20 personas dedicadas al mantenimiento de móviles. Con ‘BYOD’ eso se reduce a dos o tres.

Pero esto tiene un coste enorme para los derechos fundamentales del trabajador, para su intimidad, que habría que asumir.

La clave está en encontrar un punto de equilibrio en el que se garanticen las ventajas económicas para la empresa pero, al mismo tiempo, que también se garanticen los derechos de los trabajadores.

Entenderá usted que el ‘BYOD’ no vaya a ser muy popular entre los trabajadores españoles…

En España va a costar. ‘Rasca’ bastante. Es cierto. Porque si el trabajador tiene que costearse el dispositivo, pagarse la línea, mantenerlo en buenas condiciones y repararlo cuando se estropea y a cambio no recibe nada es razonable que se produzca una fuerte resistencia a su implantación.

Es lógico que la empresa reparta costes con el trabajador y que también garantice que no se vulneren los derechos del trabajador. Es decir, que la empresa no monitorice los desplazamientos de la persona, o que acceda a las fotos y los vídeos que contenga el dispositivo, o los mensajes personales.

En horario laboral, la empresa tiene derecho a controlarte. Pero fuera de ese horario uno puede ir a El Corte Inglés, o al médico, o a hacer la compra, o al cine. ¿Por qué la empresa tiene que conocer todo lo que hace fuera de su vida laboral? Puede espiarlo como nunca antes.  

Por eso considero que el reglamento y el código ético son esenciales.

De otra manera, el acceso de la empresa a esa información sería algo delictivo, y lo digo con conocimiento de causa.

Nos está usted perfilando al “Big Brother” (Hermano mayor) del que hablaba George Orwell en su libro 1984, pero un “Big Brother” en forma empresarial, no estatal…

Evidentemente es un contrasentido que la empresa pueda controlar al trabajador a través del dispositivo que el trabajador se ha comprado con su propio dinero.

Y me planteo: si la empresa impone una política de ‘BYOD’, ¿en qué medida el trabajador es libre para no seguirla?

«EVIDENTEMENTE ES UN CONTRASENTIDO QUE LA EMPRESA PUEDA CONTROLAR AL TRABAJADOR A TRAVÉS DEL DISPOSITIVO QUE EL TRABAJADOR SE HA COMPRADO CON SU PROPIO DINERO»

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¿Y en qué medida la empresa puede obligar a un trabajador a comprarse un dispositivo móvil para utilizarlo en el trabajo?

Al final, me temo que el puesto de trabajo irá unido a eso.

Con algún tipo de compensación a cambio…

Hay empresas que no lo hacen. Que te dicen, cuando entras –está ocurriendo en el mundo-, aquí aplicamos una política ‘BYOD’ y usted tiene que tener un móvil de estas características en el que le vamos a cargar aplicaciones corporativas. Y sobre eso comenzamos a trabajar.

Usted está convencido de que la técnica ‘BYOD’ está llegando a España…

Está llegando.

¿En cuánto tiempo?

De aquí a un año y medio o dos años. Lo vamos a ver con cierta intensidad, porque los número salen. Son muy claros. Pero no puede tener éxito mermando los derechos de los trabajadores.

Con mi libro he querido, primero, describir lo que es la técnica ‘BYOD’, el mundo que viene, que ya está funcionando en otros países, analizarlo, ver los pros y los contras y provocar la reflexión para encontrar soluciones a los problemas que hemos descrito.

Yo aporto algunas que serían viables y eficaces.

La ‘BYOD’ puede convertirse en una ventaja competitiva si se hace bien, si empresa y trabajadores ganan. Si nadie pierde.

¿Hacia dónde se están dando los pasos?, que usted sepa.

En la dirección de la autorregulación. Con la técnica BYOD cada empresa elabora un reglamento de régimen interior y tiran con él, pero pueden estar vulnerándose los derechos de los trabajadores.

Usted ha analizado a fondo la ‘BYOD’ desde todos los puntos de vista relevantes: desde el tratamiento de datos de carácter personal, pasando por el secreto de las comunicaciones hasta el respeto al derecho a la intimidad en el ámbito laboral. También es un aviso para navegantes, ¿no es así?

Sí. Aquí planteo, de forma clara, el problema de fondo: cómo se tienen que utilizar los recursos empresariales en las relaciones laborales entre empresa y trabajador.

Un factor fundamental es que la empresa no deje margen de privacidad en los dispositivos empresariales al trabajador.

Porque el problema que hay es que cuando surge una contingencia, una irregularidad, ese margen de privacidad es la excusa, la coartada perfecta que tiene el trabajador para que la empresa no pueda investigar.

«CON LA TÉCNICA BYOD CADA EMPRESA ELABORA UN REGLAMENTO DE RÉGIMEN INTERIOR Y TIRAN CON ÉL, PERO PUEDEN ESTAR VULNERÁNDOSE LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES»

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Cuándo habla de margen de privacidad, ¿a qué se está refiriendo?

Al correo electrónico. Hasta ahora, la tesis general era que el correo electrónico era para fines estrictamente profesionales pero se dejaba un margen de tolerancia para la privacidad del trabajador. ¿Qué ocurre? Que cuando el trabajador está cobrando comisiones ilegales, por ejemplo, y utilizando el correo electrónico de la empresa, ésta no puede entrar en ese correo electrónico porque hay un margen de privacidad.

Lo que hay que hacer es que, dentro de las instrucciones generales de funcionamiento de ese correo electrónico, prohibir taxativamente ese margen de privacidad.

Habrá que utilizar la sentencia de 16 de junio de 2014, de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, de la que fue ponente el magistrado José Manuel Maza.

O sea, suprimir cualquier tipo de escudo que puedan tener los ‘malos’.

Eso es. Porque el problema es que no se puede investigar eso. El margen de privacidad lo impide y la empresa sale perjudicada sin saber porqué.

Por eso, en este libro hablo de la aproximación a la técnica y el control estratégico de las nuevas tecnologías en la empresa. Todo va unido. ‘BYOD’ forma parte de ese juego de la información y de la libertad de expresión, lo que pasa es que tenemos que colocar cada pieza del puzzle en su sitio.

«EN ESTE LIBRO HABLO DE LA APROXIMACIÓN A LA TÉCNICA Y EL CONTROL ESTRATÉGICO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS EN LA EMPRESA. TODO VA UNIDO»

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Javier Puyol en la nueva sede de ECIX Group, en Madrid, junto a la embajada de los Estados Unidos. 

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